José Qusipe_ La huida de Nala Aicrag.

                                  La huida de Nala Aicrag

                                   

–¿Este señor?. “No, está muy gordo compare. El teniente disimuló una risita y dice - Con todo respeto señor creo que usted es lo suficientemente gordo cómo este cadáver. Aicrag sonríe–Tiene bolas este chico, Apóstol. Montez, añadelo a mi lista de escolta.--Claro señor. Están en la bahía de los sonichoc en la isla de Abuc.. El dictador Maycol Diaz Camel, tuvo un tratado con el señor Aicrag para la construcción de un puente en el 2006 con dinero malversado abucano. La procedencia, tráfico de drogas. Ahora, es legal ese dinero y, Maycol Día Camel Canel tiene que cumplir su promesa.


 –Ramirez, dígale a su presidente que usted es un hijo de suputamadre. Esos peruanos ni lo verán venir, este cada caver se parecer más a Nala Aicrag yo. Los dos chicos morenos , uno alto, otro bajo,  que acompañaban a Ramirez y Montez sonrieron

-Ya, basta de sonrisas nos vamos–, salen de la caseta celeste oscura de dónde vienen importaciones de China . Al salir la luz es abrumadora. Y Aicrag tiene que taparse con la palma de la mano, para poder ver. “Señor, ya viene la avioneta, dice Montez, el moreno alto y de pelo lacio y largo.  ”Sólo una foto par la cámara, Montez”. Ramirez le da indicación a uno de los dos chicos morenos, este se aparta, saca una cámara.- Sonrían dice. El sol da la cara a los presentes. Salen sonrientes y calurosos con su caras morenas, exepto la del exmandatario blanqueadas por el sol.


17 de abril del 2019.

Fuerzas especiales del batallón tercero de la CRIRINDRI llegaron al mediodía  con boinas rojas y el rostro pintado de blanco a la casa del señor Aicrag. Entre ellos, se encuentra, Apostól. Sonríe. –Señores está es una misión sigilosa, nada de gritar como animales, respeto al señor Aicrag–Dice el desdichado. –¡Si, señor!. ¡Adelante¡. Bajaron de su blindado color gasolina, el fiscal está de copiloto, baja arrastrando la pierna se lastimado el día anterior. -Señores, saluda-¿Cómo  está su pierna, señor fiscal” Bien, gracias teniente”Por favor, por aquí, dijo apóstol indicando con la s yemas de sus dedos, la dirección de la casa de quien van a arrestar.. Era una fachada de casa imponente. Cualquiera diría que ahí se resguarda el hijo de un narco de harto calibre. Había una piscina a las fueras de la casa, y un papagayo en una jaula, en la parte de arriba,dónde debería haber habido un gallo.


Era media día, y hace calor de perros, el fiscal toca la puerta, y la mancha con el sudor de sus manos. Se esperó un rato y saló el señor Nala Aicrag. -¿Cómo están señores?- Bien señor Aicrag, por favor acompáñenos, dijo Apóstol.-Si, dijo el fiscal- “Un momento por favor, voy a cambiarme, estoy con pijama. Sólo se le veía la cabeza, y en efecto el fiscal da una chequeada hacia abajo y ve una pijama blanca con dibujos a blanco y negro de Winni Pooh. –Tranquilo señor dijo, Apóstol. Nala se retiró y sonríó, detrás de la puerta marrón. Los demás hombres del tercer batallón  esperaron sentados en la vereda, estos eran seis y estaban aburridos. Más parecía que iban a escoltar a Nala Aicrag a una cacería, como un gran señor feudal, a  qué vayan a llevarlo arrestado al palacio de justicia, pensó el autor. Apóstol sonrió cuando escuchó el disparo. El fiscal se asustó, su pierna lastimada empezaba a temblar y desgarraba ciertos ligamentos de su tendón superior,  se arrugó todo su rostro colorado y se lo aguantó. Su terno nego parecía seboso y levanta las mano como si estuviera frente a un pelotón de fusilamiento–Dios mío perdón, gritó.--Los muchachos se rieron, sabían que ese no escondía nada. Luego regresaron al acontecimiento, un disparo. Inmediatamente el teniente Alférez se levantó y acercándose  a  Apostól “Señor, permiso para registrar la casa”.-Permiso concedido, pero primero voy yo. Seguidamente avanzaron por la piscina, el agua era casi cristalina, luego entraron en el vestíbulo amarillo de la casa naranja; los sillones eran rojos de cuero, y al fondo había  una escalera en caracol marrón caoba y antigua que da al segundo piso . Parecía haber rastros pequeños de polvo, subieron, la habitación del exmandatario, quedaba al final... Alférez notó la pared naranja a lado de la calera de caracol y el piso encerado rojo al iniciar el piso. Se le estremece el pecho, ese arresto iba a ser responsable de su ascenso. Ahora ya no va a poder comprar a Yadira un nuevo televisor.


Se encuentra una carta sobre el escritorio del político, en envoltorio blanco. Apóstol la extrae y se la lee al fiscal . “Amigos, camaradas, señores y señoras. He visto a otros desfilar esposados guardando su miserable existencia, pero Nala Aicrag no tiene por qué sufrir esas injusticias y circos". Apóstol sonrió, para sí mismo. “ Parece la despedida de un mártir, pensó Alférez, cerrando la carta, para luego dársela al fiscal, este la recibió temblando.


--Bien, es hora de irnos, dice al concluir la lectura. “Señores, ha sido un gusto trabajar con ustedes….-Dos muchachos con el rostro cobrizo de los cinco policías rasos del tercer batallón se quedan perplejo¿Qué está pasando aquí carajo?, penso el más oscuro...Pero tengo que pasarme al otro bando, termina Apóstol. sacando su revólver. Uuna magnum 99, los dos rasos  se quedan atónitos, sus tres colegas también han sacado revólveres grises. Aunque de menor calibre y se los  apuntan. El sargento Alférez que estaba como agregado, reniega, y escupe, no debería estar allí.. E fiscal sólo saca su crucifijo y agarrándose la pierna dolorida dice el ave María Purísima “ Este no sirve ni como bala de cañón, pensó Alférez. Luego Apóstol dio la orden de desarmar a los dos rasos, que tenían los brazos en telas beige del uniforme, en la cabeza. Una vez desarmados los dos rasos y el sargento, Apóśtol levanta la colcha oscura sedosa  de la cama, y  vió la silueta gorda y  alta.

de Nala Aicrag

FIN


Epílogo


Alférez en  una habitación negra a oscuras, que quizás sea el infierno,  recuerda la clase catorce de historia dictada por el doctor Nala Aicrag, en el politécnico para oficiales "Desconfíen del que ya esta muerto, ese nunca muere".


Comentarios

Entradas populares de este blog

Corazones Unidos - Daniel Nicolini

Mi Primer Amor - José Quispe

Literatura internacional, "Valor dónde no hay", Daniel Nicolini (Perú)